La formación de hábitos no es fácil porque los seres humanos evolucionamos para hacer de los hábitos algo que hacemos sin pensar demasiado. Por lo tanto, la creación de nuevos hábitos obliga al cerebro a prestar atención a todas esas pequeñas cosas que haces a lo largo del día, lo que puede resultar agotador y difícil de hacer a largo plazo, por lo que las tasas de éxito pueden ser impredecibles.
Si eres sincero contigo mismo, probablemente tengas que admitir que querías crear todo tipo de hábitos, pero nunca los mantuviste durante el tiempo suficiente para que se convirtieran en hábitos. Eso es totalmente normal, pero estamos aquí para decirte que las señales visuales pueden ayudar a que los hábitos se arraiguen de formas nuevas y emocionantes.
Por ejemplo, los hábitos se crean en el cerebro a través de un proceso repetitivo que implica una señal que conduce a un comportamiento rutinario que proporciona una recompensa.
En primer lugar, elige una señal visual que te recuerde que tienes que hacer algo y tenla a la vista. Luego, integra lentamente ese hábito en tus rutinas diarias. Ten paciencia contigo mismo porque esto lleva tiempo.
James Clear habla de cómo se pueden usar cosas tan pequeñas como clips para crear el hábito duradero que has estado intentando iniciar. Todo se trata de la prueba visual de tu progreso: cuando recibes señales visuales de que estás haciendo algo bien, tu motivación aumenta, lo que te permite seguir adelante.
Cada vez que mantengas tu hábito, date una palmadita en la espalda (literal y figurativamente) porque estás arrasando. Celebra todos esos pequeños triunfos que se suman para lograr una gran transformación duradera.